La historia del movimiento social de las personas con discapacidad en España está aún por hacer, es una cuestión, como tantas cuando se trata de esta realidad, pendiente. Estamos acaso tan urgidos en la discapacidad organizada por rectificar el presente, que sigue siendo hostil y reticente para nuestros derechos, inclusión y bienestar; estamos tan absorbidos por preparar el futuro, para tornarlo más decente, que descuidamos un tanto el pasado, hacemos poca memoria. Pero la historia está ahí, y la escribamos o no -más bien la vivimos como experiencia sino inconsciente, al menos no confesada-, nos va trazando el dibujo de nuestro rostro colectivo como discapacidad, y solo a partir de tener cara comenzamos a adquirir identidad, somos visibles y somos percibidos como alguien entre otros más. Somos sujetos, y no objetos. Somos hoy lo que hemos vivido ayer. 

 

Pues bien, si de ese rostro múltiple de la discapacidad en España hubiera que señalar un rasgo distintivo, una seña de identidad predominante, tendríamos necesariamente que reparar en COCEMFE, la organización de la discapacidad física y orgánica, que felizmente llega este año 2015 al 35 aniversario de su creación. Siendo una parte -en número y alcance sin duda la más amplia y significativa-, COCEMFE ha tenido vocación de todo, y no por afán de imponerse sobre los demás o de ejercer más poder, no, sino por sentir como propio lo que le ocurría a la discapacidad en su conjunto. Ha tenido y tiene la fuerza tractora -por otro nombre liderazgo- del que se siente más responsable precisamente por estar en una posición a la que cabe exigir más, de la que se puede esperar casi todo.

 

Y COCEMFE ha estado, ha sabido estar a la altura de esa expectativa; no solo ha ordenado y articulado el tejido social de la discapacidad física y orgánica de nuestro país, que hoy está robustamente tramado, fuerte y flexible a un tiempo, sino que ha contribuido como pocos a la progresión sin precedentes experimentada por la discapacidad y por lo social en España en la etapa democrática. Ha sido generosa, es decir, ha dado, COCEMFE, más de lo que recibido, y no por cálculo o por interés, sino por convicción sincera. Porque COCEMFE no era un proyecto exclusivo, sino compartido; porque la salvación individual es ilusoria, y solo la hay si alcanza a todos; porque COCEMFE no nació para sí misma, sino para los demás, que es la base donde se erige toda grandeza.